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Historia

Quien se encuentre en la ciudad de Ovalle no puede de dejar de visitar El Quijote. Se trata de un restaurant emplazado en pleno centro y entre cuyas paredes a lo largo de sus más de 60 años han cobijado un sin número de historias y anécdotas.


El Quijote tuvo su origen en la década de 1950 de la mano de la familia Dalanóe. Posteriormente, sería José Requena, más conocido como "Pepillo", quien estaría a cargo de seguir dando vida a este lugar.


A comienzos del año '90 Marcelino Contreras Alucema, acompañado con su esposa Gloria Reyes González, "Chepita", sería quienes guiarán juntos el destino de este lugar. Después de varios años de exilio, llegaron a la región con el objetivo de radicarse en Coquimbo, pero tras no poder concretar una compra en esa ciudad viajaron un poco más al sur y descubrieron, con sorpresa, que El Quijote estaba a la venta.


En sus inicios, la especialidad de este restaurant eran las guatitas. Más tarde, sería el almuerzo de casa, hasta que actualmente se concentra en la venta de deliciosos platos extras como el congrio, la corvina, el erizo con salsa verde y las pailas marinas.


Don Marcelino destaca que desde que se hizo propietario del local ha querido darle un sello característico a través de cuadros y fotografías. Además, la música, especialmente folclórica, ha sido clave para darle vida al lugar. Es así como la gente ha valorado estas particularidades, brindándoles su masiva concurrencia, y a la vez convirtiéndolos en un imperdible de Ovalle.


Tanta ha sido su masividad que este punto de encuentro de artistas y políticos locales e incluso nacionales, como el caso del poeta Raúl Zurita, Gladys Marín, Jorge Insunza, María Isabel Allende, Jorge Arrate, Tamara Acosta y del cantautor Patricio Manns. Con humor, Don Marcelino recuerda que con este último llegó a tomarse 20 botellas de vino.


En entrevista otorgada al diario El Ovallino el año 2013, Don Marcelino no define a El Quijote como un lugar de encuentro que reúne a todas las generaciones. "Acá llegan jóvenes y mayores, todos tienen cabida, sin querer nos involucramos todos en una misma conversación; debatimos, escuchamos buena música. Este es un lugar de encuentro y lo mejor es que es tranquilo. Acá decimos que no se puede hablar de política, religión y deporte pero nos da risa, porque es de lo que más se habla terminando con sonrisa".

Restaurant

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